lunes, 7 de junio de 2010

Grapa Miel




“¿Que sabrás vos de football, si toda la vida jugaste al básquet? ”

Eso fue lo primero que escuche cuando entre al bar ese de mala muerte. No se porque, aquel, siempre quería venir a este lugar. No nos quedaba cerca a ninguno de los dos. Lo único que se me ocurre es que sea para evitar “oídos intrusos.”

Esta mañana no tenia ni idea de que me iba a hablar. No quiso decirme nada por teléfono. Ya eran 10: 13 y todavía ni vistas de que llegue, yo igual vine un poquito más tarde porque yo se que hasta menos cuarto ni muestra la cara.

Me acerqué al mostrador y pedí una grapa miel. Quería tomarme un café, pero no quería desentonar con lo que tomaba el resto. Los dos que estaban en el mostrador hablando de football, tomaban lo mismo que yo y los cuatro de la única mesa ocupada, parecía que tomaban whisky. Pedir algo sin alcohol era un insúlto.

Me senté en una mesa junto a la ventana y me puse a chusmear el lugar mientras esperaba. En la pared del fondo botellas de marcas que no existen más o tan viejas que las etiquetas perdieron su color. En la pared lateral, la puerta del baño y un espejo que ocupa lo que queda de la pared y que no se lava desde que abrió el boliche. En la otra pared, banderines de clubes deportivos del barrio (casi todos de baby football) y uno de Progreso que no era específicamente del barrio, pero estaba ahí. Al lado del banderín una foto de todo el equipo de Progreso Campeón del 89.

Me puse a mirar por la ventana como una vecina de pantuflas paseaba a su perrita. (Era difícil diferenciar cual era más vieja o cual de las dos paseaba a la otra.) Me quité el saco y lo puse en la silla vacía que tenía al lado (La grapa miel estaba surtiendo efecto.) y me puse a escuchar a los cuatro que estaban en la mesa jugando a las cartas...

“Beto, aguantá esa, que se la dejamos a ellos.” Dijo el más petisito.

“Truco” Atacó el de lentes.

El Beto abrió los ojos con sorpresa y miro al petiso en busca de ayuda.

“No quiero” les respondió el petiso mirando al pelado.

“Chiste” Increpó esta vez el pelado.

El Beto miró para el piso, se cruzo de brazos y puso cara de aburrimiento y de paciencia.

“Dale” Apuró el petiso “Pero no vale repetido.”

“Bueno” arrancó el pelado “Taba un viejo con un gato en la puerta de la casa, mateando no má , y pasa una vieja con miedo y señala al gato y le pregunta al viejo “¿Araña?” y el viejo le dice “No, Gato.””

“Vos sos tarado... tenés que ser un enfermo…” Dice enojado el de lentes

“Ta... estuvo bien, no fue gracioso, pero fue chiste...” dijo el petiso defendiendo al pelado

“¿Vamo a seguir o no?” pregunto el Beto. “Por que en cualquier momento se despierta la vieja y le tengo q llevar el pan. Si me da de captura otra vez acá me mata.”

“Lo seguimos mañana” dijo el de lentes, juntando las cartas rápido cosa de no dar opción.

Los cuatro hombres se pararon. El Beto se fue al almacén, el petiso a fumar afuera y el pelado al baño. El de lentes se acercó al mostrador y se puso a escuchar la charla que los otros dos clientes tenían con el cantinero.

Desde mi mesa no se escuchaba nada, solo se veía a uno de los dos veteranos gesticulando y mirando al resto como explicando algo o tratando de convencerlos. El hombre de lentes se dio vuelta y se puso a caminar hasta la puerta de salida. Freno a los pocos pasos se quitó los lentes y los limpió con un pañuelo que tenía en el bolsillo. Se los puso de nuevo y empezó nuevamente a caminar, antes de atravesar la puerta del bar., me miró y me dijo:

“Que sabrá este de football, si toda la vida jugo al basketball.”

1 comentario:

  1. me gustó. La descripción del boliche está re-bien. Parece que estuvieras viendo una película.

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