martes, 1 de junio de 2010

La Dama de Monteverde




Entro a al bosque “Monteverde”. Más bien aparezco lentamente dentro de una nube de humo blanco que se esfuma.

El pasto esta cortito y bien verde. Se escucha el viento acariciar las copas de los árboles. Una pareja de conejos salta en un jugueteo amoroso. Varias mariposas me rodean. Es todo tan perfecto. Ahora entiendo de donde Disney saco su inspiración. El también estuvo en este lugar. Escucho el agua correr.

Me acerco a ver si se trata de un arroyo o una pequeña cascada.

En el camino, tomo una manzana, roja, perfecta y la muerdo. Es la manzana más dulce y jugosa que jamás comí. Me siento tan feliz, como un niño en Navidad.

Aparto unos arbustos y veo el arroyo. Cristalino y limpio. El agua fluye y canta su propia melodía.

De repente la veo a ella. Una mujer, joven, bonita y dulce. Estaba llenando una vasija de agua y tarareando “Estrellita” de “Monterrojo”. Me acerco un poco mas para verla mejor y sin darme cuenta caigo en el arroyo (igual que lo hizo Narciso.)

Ella soltó una leve carcajada tapándose la boca con una mano.

Me tomo de la mano y empezó a correr. Yo la seguí. Ella reía y sus pies descalzos parecían flotar sobre el césped. Sus blancas ropas de ceda flameaban en melodía con sus dorados cabellos.

De repente freno y me dijo:

- “Sacate todo, mi amor.”

- “Pero espera. Yo todavía soy virgen! No te parece conocernos un poco antes?”

- “No gil, sacate todo y ponelo en esta bolsa antes que venga la yuta, dale apurate.”

- “Para, por lo menos dejame los documentos.”

- “Toma y quedate con estos cigarrillos que yo no fumo. Ni se te ocurra ir a la seccional, cheto billetera y alcahuete “

Tomo mis posesiones y se fue corriendo.

Yo abrí la caja de cigarrillos. Saque cuidadosamente el encendedor y el último “pucho” que me quedaba.

Desnudo y contra un árbol fume mi “Montepaz”.

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